Remehibe

lunes, 19 de mayo de 2008

Nace la Liga Nacional



Por Jesús Alberto Rubio
beisrubio@gmail.com

El 2 de febrero de 1876, en Nueva York, un grupo de dueños de equipos de beisbol deseando ejercer un mayor control del deporte, restaurar su respetabilidad y sobre todo asegurar mayores ganancias, iniciaron una nueva asociación: La Liga Nacional de Clubes Profesionales de Beisbol.

“Es ridículo pagarles a los peloteros 2 mil dólares al año, especialmente cuando los muchachos de 800 hacen lo mismo”, dijo William A. Hulbert, el despiadado magnate del carbón que era dueño de las Medias Blancas de Chicago y se convirtió en el primer presidente de la Liga Nacional.

Al asumir el mando, de inmediato tomó grandes medidas para revivir la reputación del deporte profesional:

A los peloteros no se les permitió beber fuera y dentro del campo, no se autorizó la venta de cerveza en los estadios y las apuestas fueron prohibidas. El valor de las entradas quedó en 50 centavos y no habría partido los domingos. Pero, sobretodo, el poder lo tendrían los dueños de los equipos y no los jugadores.

“No es que los dueños llegaron a estas medidas sólo por malas razones. Existía la cuestión acerca de las apuestas y otras cosas raras; ellos querían acabar con todo eso”, dijo en esa época Hulbert.

Sin duda que a William Hulbert creó el circuito debido a la desorganización y falta de disciplina que reinaba en la anterior liga donde la bebida, las apuestas y hasta la delincuencia era el común denominador.

El primer presidente de la naciente liga fue Morgan Bulkeley, propietario del equipo Hartford, NY.

Los demás clubes, fueron, en el Oeste: Chicago, Cincinnati, San Luis, y Louisville. Y en el Este, los Hartford, Nueva York, Boston Filadelfia.

Para asegurar más su control, los dueños añadieron una cláusula de reserva a los contratos de los cinco mejores jugadores de cada equipo. Esta requería que cada pelotero jugara para su actual patrón y se reservaba sus servicios para el año siguiente.

Al principio, pocos se quejaron. El estar reservado, significaba asegurar trabajo para la temporada siguiente. Los que si protestaron, al considerar que esa medida tenía tintes de esclavitud, fueron despedidos y puestos en lista negra.

Por primera vez en la historia del deporte, los jugadores servirían a los propósitos de los dueños.

Durante los siguientes cien años, el juego profesional sería dominado por los propietarios de los estadios o campos de juego y dueños también de la pelota. Los jugadores, serían simples empleados.

Se vendieron

Después de una espectacular primera parte de la temporada de 1877, los Greats de Louisville de la nueva Liga Nacional perdieron misteriosamente siete partidos en forma consecutiva.

A los jugadores se les caía la pelota, parecían muy lentos entre las bases y bateaban sospechosamente. Los Greats de Louisville perdieron el gallardete.

Tiempo después, a algunos de sus jugadores se les vio con ropa nueva y pisacorbatas con diamantes.

Una investigación reveló que los apostadores habían sobornado a cuatro jugadores, incluyendo a uno de los más grandes lanzadores de la Liga Nacional, el popular Jim Devlyn.

Cuando se le confrontó con la evidencia, confesaría:

“Me presentaron a un hombre quien me dijo que cuando quisiera ganarme un poco de dinero, le avisara y acepté. Hicimos un contrato para que perdiera un partido en Indianápolis a cambio de cien dólares”.

La magnitud de esta conspiración dejó perplejos a todos en el mundo beisbolero.

Los Greats de Loussville suspendieron a los implicados, quienes dijeron que lo habían hecho porque los dueños de los equipos no les habían pagado su sueldo.

Fueron desterrados para siempre del beisbol.

En el caso de Jim Devlyn, cayó en desgracia y se volvió pordiosero. Pidió perdón, pero no se lo dieron. En 1880, conseguiría trabajo como policía, pero tres años después,... murió tísico.

La Liga Nacional, había sobrevivido a su primer escándalo.

(Continuará).

No hay comentarios: