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lunes, 28 de enero de 2008

Yaquis: ¡A tiro de hit! Vea, bateador de .300: Ronnie

Al Bat
Por Jesús Alberto Rubio
jarubio@guaymas.uson.mx

Los Yaquis, ¡a tiro de hit del campeonato!

Y como dice en el valle del Yaqui: “Cómo está pelón el cochi” para que los Venados ganen los tres que faltan.

Meterles los primeros dos en el Teodoro Mariscal” a los Rojos porteños, uff, algo que pocos esperaban. Y ya ve.

Y cómo es esta pelotita: rola de frente que de pronto salta sobre la cabeza de Heber ¡y by bye, Venados!

El pronóstico, hasta hoy, sigue tal cual con unos Yaquis en grito de guerra y cuidadete mi sangre.

En el béisbol todo puede suceder, es verdad, pero al menos hasta hoy dominguito temprano Homar Rojas y sus jugadores las tienen todas para ganar.

Ah: Espero haya ya visto atrás de home, en el Teodoro mariscal, al gran regiomontanto, don Pedro Barbosa Núñez, quien fue propietario de los Rieleros de Aguascalientes allá en los 70`s, y de quien en esta su columna ya una vez con gusto relaté su vida en el béisbol.

“Chamaco” Vea y Ronnie Camacho

Lo prometido es deuda:

Ronnie Camacho nos comparte anécdotas del recordado Roberto “Chamaco” Vea y qué mejor disfrutarlas en este día:

“Lo sigo recordando. Un muchacho que apenas llegaba a la madurez de su vida, un jugador de beisbol que nació en la ciudad de Santa Ana Sonora.

Excelente compañero y nunca lo escuché expresarse mal de alguien. Su pasión y su entrega por este juego le llevó a niveles altos.

Se preocupaba mucho por batear arriba de .300 y siempre me buscaba para conversar de béisbol. Su punto principal lo enfocaba sobre el buen bateo.

Me decía: “Yo como outfielder debo de batear siempre arriba de la cifra que distingue a los buenos bats”

Jugábamos en Nuevo Laredo con los famosos Tecolotes cuando llegó al equipo.

Recuerdo que no había lugar para él porque ahí estaban y bateando duro, Herminio Cortez y José García, los dos de Puerto Rico; el cubano Gerardo Soler en el otro jardín, los tres bateadores de .300 y refuerzos muy buenos. También estaba Ricardo Garza.

Entonces un día sucedió un movimiento dentro del equipo y cambiaron al “Ronquito” García al Aguila de Veracruz y fue cuando le llegó la oportunidad a nuestro compañero y amigo....

“Ahí la tienes en bandeja” le dijo Moi Camacho, nuestro estelar segunda base y de ahí en adelante “El Chamaco” Vea, resurgió, bateó muy bien y fildeando estuvo excelente.

Cuando fuimos a México a enfrentarnos contra los Diablos en el parque del Seguro Social, estuvo tremendo.

La foto de oro

El fotógrafo estrella de la revista HIT, de nombre Agustín García, (compadre de Miguel Sotelo) nos dijo: “Dice Tomás Morales que quiere una foto de los jugadores sonorenses que están en el equipo”.

En aquel año estábamos Arturo Cacheux, Miguel Sotelo, Tony Dicochea, Roberto Vea y un servidor y cuando estaba el fotógrafo listo, llegó Moi y se puso entre todos nosotros.

Fue cuando Vea le dijo, “Hey cabezón, tú no eres paisano, sácate de aquí” y Moisés que no se callaba nada, le contestó, “Mira cabrón, ya no te voy a dar tips de bateo, sin mi, no eres nadie”

En ese año Moisés bateó lo que quiso y el mismo Tomás Morales de la revista HIT, nos bautizó “Los Camacho de la Destrucción”.

Todos reímos de muy buena gana. Se tomó la foto con el Moi y luego apareció en los periódicos y obviamente en la famosa revista deportiva.

En ése año, el panameño Pablo Bernard ganó el campeonato de bateo y era muy amigo de Vea y siempre los veíamos comiendo tacos cuando andábamos en gira.

Su triste deceso

“El Chamaco” murió en un accidente carretero en un lugar llamado Pericos en Sinaloa y su padre Luciano lo trasladó a Santa Ana y ahí fue sepultado....

Empezamos a organizarnos y jugamos juegos de exhibición por toda la Costa contra los Sultanes de Monterrey que encabezaba Alonso Perry y el manager era Luis Sansirena un simpático cubano ya entrado en años y muy célebre en su conversación.

Una noche en Culiacán, había una muy buena entrada y de gusto pidió un micrófono para agradecer a nombre de la esposa de Vea su incondicional apoyo y dijo, “Respetable público de Mazatlán…”.

A Luis “se le fue la onda” y la gente le silbó casi por 10 minutos.

Así andábamos jugando y recabando el dinero necesario para ayudar en algo a su familia. Nuestro equipo prácticamente lo componíamos sus amigos y otros que se incorporaron sobre la marcha. Nosotros hacíamos nuestro propios gastos y créanme sinceramente que todos estábamos ahí, cumpliendo con el amigo y compañero con mucho gusto.

En el panteón de su tierra natal fue construido un mausoleo y en la tapa superior en la lápida están inscritos los nombres de los jugadores que participaron en esos juegos.

Dicen que es como una especie de line up.

Su hermano Luis…

Aquí en Cananea, cuando yo arribé en 1989 a la Mina Mexicana de Cananea, me encontré a su hermano Luis Vea. Aquí trabajaba en el área de Contraloría, muy parecido a Roberto y también jugaba beisbol y softbol y lo hacía muy bien.

Después se fue de aquí a buscar nuevas oportunidades y mejores condiciones de vida. Ya no lo he vuelto a ver; creo que se encuentra en Nogales. (Vive en Santa Ana).

Bateador de .300

De Roberto Vea, en lo personal, guardo un gran recuerdo.

Fuimos buenos amigos y él se convirtió en un bateador de .300, su sueño dorado.

Un día en Monterrey, Arturo Cacheux, nuestro caballón del pitcheo nos dijo:

“Miren, ahorita que llegue Vea aquí, díganle que el batazo que dio se lo marcaron error y verás que no va a dormir”.

Efectivamente, le dijimos eso y se quedó muy serio. Al otro día, llegamos al Parque Cuaúhtemoc temprano por la tarde y lo primero que hizo, fue a ver al anotador oficial y le preguntó: “Oiga, cuantos hits pegué anoche? Y le contestó: “Tres”, al mismo tiempo que le preguntaba el por qué de su duda, diciendo entonces, “No, por nada.”

Roberto era así.

Siempre que bateaba y si la acción era dudosa y se embasaba, volteaba para la pizarra para ver que le habían anotado. Siempre lo hacía.

Cuando todo terminó, con aquellos recordada y triste gira, cada quien agarró camino. Yo me fui a Empalme, el Moi de cacería, Dicochea y el Natas García fueron a su casa en Nogales; Cacheux se quedó en Guaymas, Sotelo en Hermosillo y así fue como terminamos.

La señora de Vea (Olga), nos agradeció el gesto con lágrimas en los ojos y partió hacia Nuevo Laredo.....

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