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Finalmente, ¡… en 4!
Igual que en el 2004.
La Nación Red Sox, La Nación Roja, vibra por su segundo campeonato mundial en cuatro años.
El Gran Tren Rojo; el Ejército Rojo; la Aplanadora Roja, como le quiera llamar, respondió a la expectativa y de qué manera.
Ahora, Boston logró siete victorias al hilo tras estar a una derrota de ser eliminados por los Indios en la serie por el campeonato de la Americana, ganándoles los últimos tres e ir al clásico otoñal.
En el 2004, se levantaron con cuatro victorias consecutivas ante los Yankees que los tenían 2-0 en contra y luego barrieron con los Cardenales, para ocho triunfos consecutivo y obtener en 86 años lo que fue su sexto banderín mundial…. Y acabar con “La Maldición de Ruth”.
Hoy, esta noche de domingo, alcanzan en su historia su séptima corona otoñal y de qué forma ante unos Rockies prácticamente indefensos ante el poderío Red Sox y afectados por el largo descanso de ocho días cuando ganaron su primer boleto para una Serie Mundial.
Seguramente desde hace unos minutos, qué fiesta y atmósfera de triunfo se ha de estar viviendo en la Nueva Inglaterra, en la Nación Red Sox.
Mike Lowell, el Jugador Más Valioso, vuelve a la cima y se cotiza tan alto como cuando también en el 2003 fue campeón con los Marlins de La Florida. Será agente libre, pero no tan fácil habrá de salir de Boston, ya verá.
Su cuadrangular y el .400 (1HR y 4 CP) que promedió en los 4 partidos, le dieron los merecimientos para llevarse el título de JMV y en horabuena para el borinqueño de apellido inglés.
Jonathan Papelbon volvió al ruedo y ya vio la forma en que sacó con su pitcheo y velocidad de más de 95 millas por hora los últimos cinco outs, cerrando con broche de oro un ponche que ¡que supo a gloria! para su tercer salve de la serie.
El cuadrangular inesperado, como emergente, de Bobby Kielty, finalmente fue la diferencia del juego luego de que Colorado amenazó y en serio tratando al menos de empatar el cartón a 5.
Esa línea contra la barda del izquierdo en la novena del también emergente Jamey Caroll, parecía la del empate, pero todo quedó en eso y el score final de 5-4 prevaleció para la coronación bostoniano y su gran mánager Terry Francona.
Sin duda, Boston respondió a los pronósticos con un poderosos equipo en todas sus líneas, con un pitcheo que se dio el lujo de tener inactivo a Tim Wakefiel, lesionado, pero ya vio su sustituto de hoy, Jon Lester, fajándose a la altura de este nivel de juego en Serie Mundial.
Los Big Papi, Manny, Youkilis, Crisp, Varitek, Pedroia, Lugo, Beckett, Schilling, Lester, Matsusaka, Timlin… uf, ¡clase de equipo que armó este año John Henry, el propietario d ela histórica franquicia.
Y no hay de otra, amigos:
¡Viva la Nación Roja!
Igual que en el 2004.
La Nación Red Sox, La Nación Roja, vibra por su segundo campeonato mundial en cuatro años.
El Gran Tren Rojo; el Ejército Rojo; la Aplanadora Roja, como le quiera llamar, respondió a la expectativa y de qué manera.
Ahora, Boston logró siete victorias al hilo tras estar a una derrota de ser eliminados por los Indios en la serie por el campeonato de la Americana, ganándoles los últimos tres e ir al clásico otoñal.
En el 2004, se levantaron con cuatro victorias consecutivas ante los Yankees que los tenían 2-0 en contra y luego barrieron con los Cardenales, para ocho triunfos consecutivo y obtener en 86 años lo que fue su sexto banderín mundial…. Y acabar con “La Maldición de Ruth”.
Hoy, esta noche de domingo, alcanzan en su historia su séptima corona otoñal y de qué forma ante unos Rockies prácticamente indefensos ante el poderío Red Sox y afectados por el largo descanso de ocho días cuando ganaron su primer boleto para una Serie Mundial.
Seguramente desde hace unos minutos, qué fiesta y atmósfera de triunfo se ha de estar viviendo en la Nueva Inglaterra, en la Nación Red Sox.
Mike Lowell, el Jugador Más Valioso, vuelve a la cima y se cotiza tan alto como cuando también en el 2003 fue campeón con los Marlins de La Florida. Será agente libre, pero no tan fácil habrá de salir de Boston, ya verá.
Su cuadrangular y el .400 (1HR y 4 CP) que promedió en los 4 partidos, le dieron los merecimientos para llevarse el título de JMV y en horabuena para el borinqueño de apellido inglés.
Jonathan Papelbon volvió al ruedo y ya vio la forma en que sacó con su pitcheo y velocidad de más de 95 millas por hora los últimos cinco outs, cerrando con broche de oro un ponche que ¡que supo a gloria! para su tercer salve de la serie.
El cuadrangular inesperado, como emergente, de Bobby Kielty, finalmente fue la diferencia del juego luego de que Colorado amenazó y en serio tratando al menos de empatar el cartón a 5.
Esa línea contra la barda del izquierdo en la novena del también emergente Jamey Caroll, parecía la del empate, pero todo quedó en eso y el score final de 5-4 prevaleció para la coronación bostoniano y su gran mánager Terry Francona.
Sin duda, Boston respondió a los pronósticos con un poderosos equipo en todas sus líneas, con un pitcheo que se dio el lujo de tener inactivo a Tim Wakefiel, lesionado, pero ya vio su sustituto de hoy, Jon Lester, fajándose a la altura de este nivel de juego en Serie Mundial.
Los Big Papi, Manny, Youkilis, Crisp, Varitek, Pedroia, Lugo, Beckett, Schilling, Lester, Matsusaka, Timlin… uf, ¡clase de equipo que armó este año John Henry, el propietario d ela histórica franquicia.
Y no hay de otra, amigos:
¡Viva la Nación Roja!
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