Remehibe

miércoles, 16 de enero de 2008

Mickey Mantle

Jesús Alberto Rubio
jarubio@guaymas.uson.mx

En estos días hay quienes se preguntan si acaso Mickey Mantle también utilizó hormonas-esteroides o alguna sustancia, ahora prohibida, tan sólo de recordar su poder descomunal al bat…

No lo se, pero pues a como están las cosas en este delicado asunto, uno ya no sabe qué pensar o a dónde voltear, incluyendo los héroes e ídolos de antaño.

Y como suelde comentarse: Sólo falta que nuestro Vinicio Castilla también, así como no queriendo la cosa, aparezca en otra lista de peloteros, que en su momento recibió ciertas dosis de esas sustancias…¿Se imagina eso?

¡Sería el acabose!

Ah, pero qué enojado anda sobre este tema el gran Roger Clemens, ¿no? Y pensar que Palmeiro y el “Popeye” Mark McGwire, entre otros ilustres, ni pío dicen.

Pero, volviendo al gemelo, oriundo de Spavinaw, Oklahoma, nada hay que diga algo al respecto sobre esteroides o alguna clase de hormona, excepto sus medicamentos que recibió gran parte de su vida activa como pelotero para mitigar su dolor de la enfermedad que le afectó en forma terrible: la osteomelitis.

Sabemos que en su tiempo, todavía no había prohibición y menos alguna investigación sobre si los atletas-peloteros utilizaban alguna clase de sustancia para fortalecer músculos y el poder.

Y, la verdad, fuera de sus medicamentos normales que recibía, no se sabe nada.

El más devastador

Y es que si de fuerza y poder se trata, Mickey Mantle irrumpió en la Gran Carpa como el toletero más devastador de su época, sea bateando de zurdo o derecho.

Tenía una fuerza increíble.

En 1953, en Washington, pegó un obús de 565 pies, algo inolvidable.

Fue la perfecta combinación, la última que se ha visto, de poder y la velocidad.

Fue pieza fundamental de aquellos Yankees que dominaron el panorama beisbolero de la postguerra en doce de 14 Series Mundiales, entre 1951 y 1964.

Por supuesto que también representó con orgullo y prestigio el ser el primero héroe deportivo de la televisión estadounidense.

Willie Mays pudo haber sido el mejor de su época, pero solamente jugó seis temporadas en Nueva York, antes que los Gigantes se trasladaran a San Francisco.

En cambio, Mantle pasó toda su carrera enfundado en finas rayas en el Yankee Stadium, heredando el trono de Joe DiMaggio y apareciendo el televisión octubre tras octubre.

Tuvo también un factor a su favor:

Realmente en esos años a Yankees no llegaban peloteros negros, excepto el gran receptor Helston Howard, a quien firmaron en 1955.

Así, los Jackie Robinson, Mays, Ernie Banks, Hank Aaron, por citar sólo a cuatro, no tuvieron el privilegio de vestir el famoso uniforme de rayas.

Estrella de una generación

Mantle creció con el beisbol entre 1949 y 1964.

Sus padres lo bautizaron como Mickey en honor ni más ni menos que a Mickey Cochrane, el inolvidable receptor miembro del Salón de de la Fama de Cooperstown y en su tiempo una gran estelar con Tigres de Detroit.

Mantle significó algo fuera de serie y una estrella de estrellas para aquella generación de americanos.

Fue parte de aquella época cuando los presidentes John F. Kennedy y Lindon B. Johnson iban a ver jugar al Griffith Stadium de los Senadores de Washington y la gente reía con la comicidad y películas de Jerry Lewis.

En la década de los 50 ya no había depresión económica en EU y Elvis, Marilyn Monroe, James Dean, Marlon Brando y Lucy Ball, comenzarían a acaparar la atención mundial….

Y ahí ya aparecía en el firmamente un guapo jovencito de Oklahoma de nombre Mickey Charles Mantle a quien los Mulos de NY en el 49 lo había mandado a Clase B para que diera sus primeros pasos en el beisbol profesional.

Y sería en 1951 cuando iba a estar con grata presencia y enorme expectativa en el jardín derecho con Yankees, el último año de Joe DiMaggio, quien le heredaría el jardín central al gran prospecto.

Empero, esa su primera campaña le fue difícil con todo y que en 1950 en la Western Association había sido campeón bat con .383, empujado 136, anotado 141 y pegado 26 jonrones.. ¡como shortstop!

No fue tan fácil

A mediados de temporada, fue enviado a American Association ya que, fíjese bien, en sus primeros 96 juegos “sólo había pegado 13 jonrones, once dobles, 5 triples, impulsado 65, robado 8 bases, con .267 de bateo”.

Bueno, y es que Yankees, esperaba más de esas excelentes cifras para un novato.

Y es que ganarse un lugar con aquel tremendo equipo y en especial llenar el hueco que estaba a punto de dejar DiMaggio, no era cualquier cosa.

Sin embargo, a partir del 52, todo comenzó a cambiar, con un Mickey Mantle camino a constituirse en un enorme pelotero ligamayorista, camino a Cooperstown, el recinto de los consagrados.

Para Mantle, el héroe de toda su vida en el beisbol fue ni mas ni menos que Stan Musial.

En 1994 cuando ya estaba enfermo, Musial fue a San Luis para desayunar con él.

“No podía creerlo”, dijo en esa ocasión.

Cuando Mantle murió el 13 de agosto de 1995, miles y miles de aficionados al beisbol de pronto quisieron conocer más sobre la vida de quien fuera tan poderoso toletero.

En sus 18 años como pelotero activo pegó 536 cuadrangulares y en doce Series Mundiales 18, para el récord vigente. Y acumuló un excelente .298 de bateo de por vida.

De no haber sufrido tantas lesiones a causa de la osteomelitis, muchas más heroicidades le hubiésemos conocido.

En realidad, su historia, es algo para contarse por muchos meses... o años.

Llevaría miles de páginas seguir escribiendo de quien fue mi ídolo en mi inolvidable y bella infancia.

¿Esteroides…?

Difícil, con el famoso No. 7, inmortal de todos los tiempos.

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