Remehibe

miércoles, 23 de abril de 2008

Carlos de Luna Solano: “Selene”


Fernando Valenzuela, Teodoro Higuera y Carlos de Luna Solano.

Al Bat
Por Jesús Alberto Rubio
beisrubio@gmail.com

Hoy quiero recordar la figura de un gran colega que físicamente no está con nosotros, pero que su legado le mantiene con una fuerte presencia espiritual: Carlos de Luna Solano.

Jorge “Che” Ventura, en la obra escrita por Carlos, expresa:

“En él se amalgama el placer de la vida y la pasión por un deporte; la ternura familiar y el sentimiento de solidaridad, la seguridad del proceder y la transparencia de un buen profesional.

Si bien su vena periodística, su expresión escrita se patentizan en estilo pulcro con el que se decidió a plasmar sus vivencias, están plenamente identificadas con el juego sin caretas y el vuelo de la pelota sin la necesidad del bat…”.

Su hijo, Carlos de Luna Sáenz, editor del portal “Beisbólicos”, le recuerda con admiración y cariño:

“El significó la visión de una persona honesta dentro de un ambiente viciado y lleno de corruptelas. Los ejemplos del Plan Sexenal que menciona en su libro son una pequeña muestra de ello.

Significó una pluma muy respetuosa pero que nunca se tentó el corazón para mencionar las acciones incorrectas, pero sobretodo significó un aficionado más que se emocionaba en cada partido y que trataba de transmitir esas emociones a cada uno de los lectores.

Esto lo hizo a través de su "Columna de Selene", mediante "Dialogos de un peatón", donde adoptó el pseudónimo de Selene, o por alguna crónica específica.


Fue una persona que creyó siempre en que el beisbol debería crecer y que quienes lo controlaban (y ahora lo hacen todavía) tenían lo necesario para hacerlo y que en muchos de los casos simplemente no sabían como hacerlo, en otros no querían y aquellos que no podían por alguna limitante de algún otro "eslabón de la cadena".

Fue un firme creyente de que una organización adecuada era la primer solución.

Cabe decir que fue director de Organización y Métodos en varias organizaciones –es decir, conocía profundamente el tema– y era precisamente ahí, o en la falta de dinero de los que podían poner la organización, donde se empezaba a empantanar lo que se hacía para rescatar la afición.


Fue un gran admirador de Lou Gerihg y de los Yankees; tuvo la osadía de decirle a mi madre que la "amaba menos que al beisbol pero más que al futbol" y fue un aficionado a los tacos de cochinita de Seledonio en el parque del Seguro Social.

Baste decir también que fue alguien que amó a su familia como quien más y que luchó como pocos contra el cáncer dándonos una lección de como se debe luchar contra la adversidad y como se debe aprovechar los apoyos que uno tiene para hacerlo.


El murió el 9 de Julio de 2005; ya dentro de poco será su tercer aniversario luctuoso.

El libro “Confesiones de un Beisbólico”}



Sobre la gran obra de béisbol escrita por su señor padre, con prólogo del también gran colega Jorge “Che” Ventura, nos dice:

El libro se publicó antes de su deceso y su intención no fue hacer lucro, por eso nunca salió "a la venta".

De hecho cuando me preguntan doy un precio de 100 pesos que es más como una cuota de recuperación y te diré que si los volúmenes de venta fueran altos, tal vez a ese precio sería un negociazo...

Pero no es así.


Saludos.

Mis respetos.

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