Remehibe

jueves, 29 de noviembre de 2007

Silvio García

Por Jesús Alberto Rubio
jarubio@guaymas.uson.mx

Seguro, usted ya sabe quién fue Silvio García.

Grande en el invierno como en el verano.

Entre 1940 y 1947 fue toda una estrella de las Ligas Negras con los Cuban Stars, New York Cubans; brilló en la Peninsular de Canadá y qué puedo decirle en su natal Cuba, México y en República Dominicana.

Nació en Limonar, Matanzas, el 11 de octubre de 1914 y se siempre lució como un excelentísimo bateador derecho, teniendo una fuerte musculatura de 6 pies y 195 libras de peso.

Llegó en plenitud de sus facultades al béisbol mexicano y fue todo pundonor, enorme bateo, entrega, velocidad… y pronto se convirtió en otro de los grandes ídolos del béisbol.

Tuvo siete formidables campañas en la Liga Mexicana y trascendió especialmente por su pitcheo en su temporada de debut del 38, pero luego fue un consistente y poderoso bateador y excelente campo corto con un poderoso brazo.

Fue todo un gran estelar de la pelota mexicana entre 1938 y 1948.

Campeón con El Aguila

Debutó con el Aguila de Veracruz en 1938 para ayudarlos a conseguir el bicampeonato y lo curioso fue que lo hizo en calidad de lanzador, única temporada que en nuestro béisbol se le vio en esa función.

Sus números fueron de 10-2, nueve juegos completos, con tres blanqueadas y 1.67 de efectividad, siendo superado en este último renglón por sus compañeros de equipo, Julián “Pajón” Ramírez (1.02) y Martín Dihigo (0.90).

Fue el tercero en ganados debajo de Dihigo (18) y Chet Brewer (17), de los Alijadores de Tampico.

Al “Pajón”, fíjese que privilegio, tuve el gusto de tratarlo, conocerlo ya grande de edad en los 70´s, cuando todavía se ponía el uniforme de béisbol para lanzar en los circuitos amateurs jarochos…. Pero hace ya tiempo que le perdí la huella.

Tolete de gran respeto

Al Bat, Silvio García fue por demás especial: cuando no lanzaba, Agustín Verde, su timón en ese año en Veracruz, lo ponía a jugar (tercera base) ya que era un tolete de mucho respeto y la prueba fue este resultado: .349 (el octavo mejor), 4 jonrones y 27 producidas y 38 anotadas, además de diez estafas.

Fue aquel Aguila donde también brillaron en gran forma Nerón Arjona de receptor, Raúl “Chicalón” Méndez en primera, José Luis “Chile” Gómez en la segunda y el veracruzano Alberto Cornejo en el short. Ahí también estuvieron Jacinto Roque y “Popeye” Salvatierra.

Con el México

Sin embargo, Silvio García no volvió a México hasta la temporada de 1941 para enfundarse en la casaca del México con quienes jugó de campo corto y segunda base y mire la clase de ofensiva que volvió a demostrar: .366, siendo líder en hits (159); once triples, 5 de vuelta entera.

En esa campaña impuso marca de más turnos al bat (434) dejando atrás la de 384 que un año antes había establecido Sam Bankhead jugan con los Industriales de Monterrey.

La siguiente temporada bateó .364, el mejor del equipo Rojo que dirigía Ernesto Carmona. El 43 pegó .301 bajo el mando del “Chile” Gómez.

El 44 empezó con el México pero fue cambiado a los Azules y haciendo de nuevo gran pareja con “Chile” Gómez, ayudó a conseguir el tercer banderín al equipo de Jorge Pasquel, evocando lo que juntos habían hecho en 1938 con El Aguila.

Esa vez entre el México y los Azules, promedió .314, tres triples, con 73 anotaciones, siendo líder en robos con 31. Usted dirá la clase de bateador que era el cubano ya que fue segundo en veces al bat (373), tercero en dobles (25) y jonrones (11, empatado con Jesús Vidal) e impulsadas (83). Fue quinto en impulsadas (117).

Volaba en los senderos

Para la siguiente campaña, en 1945, le fue mucho mejor: .350, 15 jonrones, 80 impulsadas, 70 anotadas y 40 estafas. Dio 21 dobles y 7 triples.

Los 40 robos de bases superaron el récord de Sam Bankhead, quien en 1940 había logrado 32, así como empatando lo hecho por Agustín Bejerano de ser campeón en esa especialidad en dos años seguidos (38-39).

“Pijini” Bejerano en la temporada del 46 sería el nuevo rey de robos al lograr 46.

Ese año Silvio pegó nueve hits consecutivos, pero a la siguiente temporada Pedro Formental, de los Tuneros de San Luis, apantalló con un formidable 10-10 para la marca de la época.

Por supuesto que este tipo de notable trayectoria no podía pasar inadvertida para el béisbol organizado, de tal suerte que el nativo de Limonar, Cuba, estaba ante la posibilidad de ser invitado para pasar a la historia como el primer pelotero de color ¡en Ligas Mayores!

(Continuará).

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