Remehibe

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Julio Alfonso, otra leyenda viviente del béisbol



El cubano-guaymense Julio Alfonso representa otro de los grandes héroes del béisbol de las Ligas de Sonora y de la Costa del Pacífico.

En su tiempo, gran protagonista del pitcheo en todos los parques donde se le vio jugar, especialmente alcanzando la talla de gran ídolo en el viejo Abelardo L. Rodríguez de los Ostioneros, el equipo de su vida en México.

Fue el pítcher que le dio el primer título a Guaymas en lo que fue la segunda temporada veraniega de la Liga de Sonora al vencer 4-3 en la gran final a los Rieleros de Empalme y al pítcher Demetrio “Dammy” García.

Luego, al inaugurarse la Costa del Pacífico (1945-46), fue el primero en lanzar una blanqueada (2-0) siendo sus víctimas los Tacuarineros de Culiacán y superando en el duelo a Lupe Ortegón.

Notable tercera temporada

En la campaña del 47-48, la tercera de la liga, Julio Alfonso estuvo también en plan grande:

Ese año tuvo 12-5 y junto con el pítcher campeón Aurelio Espiricueta (7-3 y 2.04) y Theolic Smith (11-4 y 2.33).

Entre los tres acumularon 35 juegos ganados en una competencia de 60 juegos; Guaymas ganó 38 juegos esta temporada y fue el campeón.

A la ofensiva Guaymas tuvo el formidable bat de Barney “Grillo” Serrell, quien terminó subcampeón bateador (.356), siendo líder en impulsadas (61), hits (90), dobles (25) y triples (8). Pegó 5 jonrones y obviamente con toda esa ofensiva fue el JMV.

En esa temporada, el sábado 22 de noviembre, Guaymas le ganó a Obregón 4-3 en 14 entradas, ¡siendo Julio Alfonso el que lanzó toda la ruta!

Hubo otro gran juego del cubano: el 8 de Febrero del 48 lanzaba sin hit ni carrera hasta la novena entrada cuando José Bache le conectó un “machuconcito” inofensivo que botó mal y se convirtió en doblete; otro hit de Burbuja Vázquez impulsó la única carrera de Hermosillo que cayó 12-1.

Dirigido por Juan Guerrero, Guaymas tuvo en esa campaña tremendo equipo donde también brillaron Jesse Douglas, Enrique “Bacatete” Félix McLaurin, Laureano Camacho, Manuel Magallón y Héctor “La Comadre” Leal. Luis “Texano” Castro, quien jugó en lugar de Laureano, quien se lesionó, fue el Novato del Año.

¡Bateó tres triples seguidos!

Hay algo más de Julio Alfonso….

Y por demás notable:

Y es que conectar tres triples consecutivos en un partido... no cualquiera.

Es una hazaña de muy alto nivel para aquel pelotero que logra esos tres extrabases.

En síntesis, a eso en el béisbol se le llama proeza.

¿Y sabe quién los conectó?: El cubano-guaymense, Julio Alfonso Alfonso, en 1946.

Esto, claro que en los anales del béisbol pudiera representar un récord, lo que claro vamos a constatar.

Se que Joe DiMaggio con los Yankees en 1938 pegó en un juego tres de ese calibre, pero todavía no puedo encontrar si fueron en forma consecutiva.

Los últimos que los conectaron fueron Roberto Clemente en 1958 y Ben Chapman, de los Indios de Cleveland, en 1939.

Pudieron haber sido 4

Al hablar por teléfono con él, en la agradable charla recordó aquella hazaña ocurrida en los tiempos de la famosa Liga de Sonora.

Ese hecho histórico, recuerda, fue en un partido que Guaymas sostuvo en Tucsón contra un equipo profesional de esa ciudad.

Cita que los Ostioneros fueron a jugar el fin de semana contra Nogales y luego para el lunes recibieron la tradicional invitación que el equipo de Arizona acostumbraba hacer cuando un equipo del circuito veraniego iba a Nogales.

Julio le había ganado el domingo 4-1 a Nogales y luego el lunes ante Tucsón entró a otra dimensión: triple, triple y triple. “En mi última oportunidad volví a pegar un tablazo contra la barda, pero le hicieron espectacular engarce… ¡lo que pudo haber sido otro de tres esquinas!

Pero, esos tres triples seguidos, ahí están para la historia y pues gran reto, ándale mi Julio.

Llegó por Mérida

El gran lanzador de los 40´s-50´s de la Liga de Sonora y la Costa del Pacífico, nació el 12 de abril de 1921 en Sierra Morena, Las Villas, Cuba, donde sólo jugó pelota amateur.

Llegó a Mérida el 17 de noviembre de 1944 y cuenta que pronto lo invitaron a integrarse al equipo “Estrellas de Yucatán” en la Liga Peninsular.

Sin embargo, dice que al no concluirse aquella temporada, decidió trasladarse a la capital del país “interesado en ver películas mexicanas de la época”, por lo que, advierte, optó mejor por quedarse en México y no regresar a Cuba.

Sin embargo su destino dentro del béisbol le deparaba un futuro promisorio: Ahí en el Distrito Federal conoció a Héctor “La Comadre” Leal, quien enviado por don Florencio Zaragoza, recibió la invitación para incorporarse a los Ostioneros, llegando así a Guaymas el 4 de febrero de 1945.

“Arribé a la II temporada de la Liga de Sonora y qué año: fui el pítcher campeón con 12-3, además de ganar el partido del campeonato a Empalme”.

Esos días, enorme ambientazo en el nuevo “Abelardo L. Rodríguez”.

Y ya si no, con esos dos campeonatos.

Y era tanta la conjugación de alegría y emociones por su gran equipo y jugadores que a Julio Alfonso la fanaticada desde la grada se daba vuelo cantándole a aquella famosa canción “El alacrán tumbando caña” y que si le encantaba.

Imagínese cómo andaba en esos dos años don Florencio y toda la gran afición guaymense….

Y pues lástima que un servidor todavía no nacía.

Era fantástico: Ronnie Camacho

Le pregunté a Ronnie Camacho si le vio jugar y su respuesta fue más que ilustrativa en torno a la figura del gran Julio Alfonso:

“Si lo vi en su mero apogeo; era fantástico, hacía todo
bien, junto con Ramón Correa. En Guaymas eran invencibles y fueron héroes deportivos por mucho tiempo”.

Se quedó a vivir en guaymas y como eterno homenaje, hoy la Unidad Deportiva Municipal lleva su nombre. Fue un gran jugador......dejó una huella imborrable....”.

Campeón con Hermosillo

Quizá usted no recuerde, pero Julio Alfonso fue parte del equipo campeón de Hermosillo en la temporada 1956-57 de la Costa del Pacífico.

Ese año Hermosillo ¡lograba el bicampeonato! bajo el mando de Hub Kittle.

Precisamente fue hace exactamente 50 años de aquella coronación, ante los Venados de Mazatlán, y ahí estaba presente el gran cubano nacionalizado mexicano, quien hizo de Guaymas su nueva patria.

Sin embargo, Julio Alfonso tuvo en el puerto sus mejores años a partir de la Liga de Sonora, siendo un gran atractivo de la fanaticada que asistía al entonces “Parque Hidalgo”, que luego se convirtió en Abelardo L. Rodríguez.

Julio también lanzó con Navojoa, donde un rato fue mánager, y Cd. Obregón.

Bicampeón con Guaymas

Sin duda que sus mejores años fueron jugando con los Ostioneros.

Por ejemplo, en el primero de dos campeonatos de los Ostioneros en la Liga de Sonora (45 y 46), Julio Alfonso estuvo formidable con 12-3 y como ya anoté lanzó el partido del campeonato ante Empalme superando 4-3 a Demetrio “Damy” Valenzuela (Hermano de Jesús “Cochihuila”), con siete hits, seis ponches y sin otorgar base alguna.

Era todo un “caballo” del pitcheo y al bat créame que los pítchers no le tiraban tan fácil.

En esos días se entregaba al Trofeo Challengue “Gral. Abelardo L. Rodríguez y de no haberse salido en la cuarta temporada del circuito, quizá Guaymas se hubiera quedado con él ya que la Liga estipuló entregárselo a quien obtuviera en tricampeonato.
Sería Nogales el equipo campeón de la Liga de Sonora en la cuarta temporada bajo la dirección de Virgilio Arteaga.

Corresponsal, anotador, entrenador…

A Julio lo traté en la década de los setentas por dos razones cuando ya estaba retirado del béisbol como pelotero: Era el anotador oficial de la Liga y de los Ostioneros ahí en Guaymas. También era entrenador e instructor.

Pero, también fue compañero de trabajo: compartimos la Corresponsalía de El Imparcial a fines de esa década y muy bien recuerdo el gran carácter, amabilidad y responsabilidad. Pasaba notas informativas, pero también tenía a su cargo la distribución del periódico. Algo así.

¡Imagínese ser compañero de labores de Julio Alfonso!

Julio Alfonso Jr.

A Julio no me tocó ya verlo lanzar, pero si tuve el privilegio de conocer y ver uniformado como Naranjero de Hermosillo a su hijo del mismo nombre.

Fue aquí en el Fernando M. Ortiz y en serio que me quedaba admirado de su estampa de pelotero, alto, fuerte, atlético y carismático. Seguramente era la misma “pinta” de su padre cuando sus mejores años en la pelota profesional.

Julio Alfonso Jr. Estaba ya reconocido como un gran prospecto para ir a jugar a Estados Unidos.

Lamentablemente, un día nos enteramos de su deceso, no se bien si a causa de un pelotazo que había recibido en su cabeza… o una enfermedad.

Se perdía de repente un enorme pelotero y Julio Alfonso seguramente no podía aceptar ese ingrato destino de su hijo.

Un hombre íntegro

Aaron Alcaraz, vástago del Inmortal Pancho “Zurdo” Alcaraz, le recuerda con enorme aprecio en el tiempo:

“Jesús, qué te puedo decir. Me da un inmenso gusto que menciones al gran Julio Alfonso. Te diré que, obviamente, como compañero de mi papá y como residente de Guaymas, me conoció a mi desde niño.

El siempre fue mi instructor de educación física durante mi estancia en el Colegio Navarrete y después en la Preparatoria del Tec de Monterrey en Guaymas.

Y aunque se que fue un excelente beisbolista y atleta, yo no te voy a mencionar esa faceta de Julio Alfonso. Eso es para que lo escribas tu, que eres excelente.

Yo te quiero hablar del Julio Alfonso persona, del ser humano, del amigo y consejero, maestro e instructor. Un hombre integro, de gran calidad moral, que sembró una semilla y que gracias a sus consejos y a su tiempo dedicado a la juventud, lo recordamos con mucha admiración y respeto.

Recuerdo las platicas con él en la escuela, las anécdotas y los consejos tan valiosos que me dio. ¡¡¡¡Qué clase de persona !!!!

Jesus, te felicito por dedicarle tu columna al gran Julio Alfonso. ¡¡¡Excelente !!!!

Sinceramente, Aaron Alcaraz.

Homenajeado por la ASOCRODE

En la ceremonia de Premio al Mérito que celebró la Asociación Sonorense de Cronistas Deportivos (ASOCRODE) en el 2002, Julio Alfonso fue uno de los grandes homenajeados.

En esa inolvidable acto también se reconoció a Alejandro “Cabezón” Uriarte, Ramón “Paletas” González; al rector Pedro Ortega Romero por el gran impulso al deporte universitario; al ex segunda base del béisbol amateur de los años cincuenta, Don Cesar Gandará Laborín, al entrenador y ex lanzador de softbol, Marcelo Save, entre otras personalidades.

Es noche, en el Teatro Emiliana de Zubeldía de la Unison, Julio Alfonso, acompañado de su familia expresó profunda emoción por el acto de honor tanto para él como los demás homenajeados por los cronistas deportivos sonorenses.



En el primero de dos campeonatos de Guaymas, Julio Alfonso estuvo formidable con 12-3 y como anoté ayer, lanzó el partido del campeonato ante Empalme superando 4-3 Demetrio “Damy” Valenzuela (Hermano de Jesús “Cochihuila”), con siete hits, seis ponches y sin otorgar base alguna.

También Julio Alfonso fue parte del equipo campeón de Hermosillo en la temporada 1956-57 de la Costa del Pacífico.

Homenajeado por la ASOCRODE

En esa ceremonia también se reconoció a Alejandro “Cabezón” Uriarte, Ramón “Paletas” González; al rector Pedro Ortega Romero por el gran impulso al deporte universitario; al ex segunda base del béisbol amateur de los años cincuenta, Don Cesar Gandará Laborín, al entrenador y ex lanzador de softbol, Marcelo Save, entre otras personalidades.

Es noche, Julio Alfonso, acompañado de su familia, expresó profunda emoción por el acto de honor tanto para él como los demás homenajeados por los cronistas deportivos sonorenses.

Marvin “La Coqueta” Williams

Entre “La Coqueta”, Jackie Robinson y Sam Jethroe pudo haber salido en 1945 el primer pelotero negro en llegar a Ligas Mayores al asistir a un try out de los Medias Rojas de Boston. Robinson lo haría en el 47 con Brooklyn.

Por Jesús Alberto Rubio
jarubio@guaymas.uson.mx

La afición que vivió y gozó las incidencias de la Liga de la Costa del Pacífico recuerda con agrado y mucha familiaridad la figura de Marvin "La Coqueta" Williams.

Al igual que otras grandes estrellas de aquella época como Theolic Smith, Jesse Douglas, Lonnie Sommers, Ray "Mamerto" Dandridge, Barney "Grillo, Serrell, Buck Leonard, entre otros peloterazos que con su presencia llenaban los estadios, Marvin Williams también procedía de las ya famosas Ligas Negras de EU.

Fue uno de sus grandes protagonistas y antes de que llegara a México, hubo un momento muy especial en su trayectoria que trasciende y que es poco conocido en estas latitudes:

Y es que, en 1945, pudo haber sido el primer pelotero en la historia que rompiera la barrera racial en Ligas Mayores.

Esta historia tiene profundo significado y ocurrió a mediados de abril de aquel año:

Siendo jugador del Philadelphia Stars de las Ligas Negras fue invitado junto con Jackie Robinson y Sam Jethroe a un try out de los Red Sox en el Fenway Park de Boston.

Wendell Smith, un reportero afronorteamericano, apareció en el histórico parque con el short Jackie Robinson, quien había sido contratado hacía poco tiempo por los Monarcas de Kansas City; el jardinero Sam Jethroe, el líder de bateo de las Ligas Negras en 1944 y que ahora estaba con los Cleveland Buckeyes y el segunda base de las Estrellas de Filadelfia, Marvin Williams, también un bateador de poder.

Bueno, después de esperar dos días, pudieron finalmente llevar a cabo la prueba por la que tanto peleaban.

Sin embargo, el cronista de deportes del Boston Daily Record, Dave Egan, comentó que “el Fenway Park estaba en la ciudad de Boston, Massachussets… y no en Mobile, Alabama”.

Pero mire usted: Durante las pruebas de aptitud, ni los jugadores de las Medias Rojas y el entrenador Joe Cronin aparecieron por ningún lado. Cronin admitió después que "sólo aceptamos las cosas tal como eran…".

Además, existe la versión de que después de 90 minutos de estar bateando y fildeando, se escuchó un grito entre las sombras del graderío diciendo "Get those niggers off the field!".

Los Red Sox tenían de buena fe decirle adiós a la discriminación racial en la Gran Carpa y esa vez pudieron haber firmado a uno de ellos ¡o a las tres al mismo tiempo!

Después de esa experiencia, Jethroe, Robinson y Williams, desaparecieron del Fenway.

La historia de Jackie, más tarde en el 47 quedaría registrada por siempre en los anales del béisbol como el primer afroamericano en instalarse en ese béisbol con los Dodgers de Brooklyn.

Extraordinario pelotero

Marvin Williams nació el 12 de febrero de 1923 en Houston y murió en Conroe, Montgomery, Texas, el 23 de diciembre de 2000

En las Ligas Negras jugó con Philadelphia Stars entre 1944 y 1949. El 44 pegó .338 y el siguiente año .393. El 1950 alineó con los Cleveland Buckeyes.

También fue a jugar en las Ligas Menores de EU: La Pacific Coast League, la South Atlantic League y la Texas League. Además de México, estuvo en Cuba, Puerto Rico (44-45) y Venezuela.

En los primeros años de los 40´s integró a una selección de "Estrellas Negras" de Estados Unidos para ir a jugar a Cuba y ahí estaban Roy Welmaker, Roy Campanella, Jackie Robinson, Buck Leonard, Parnell Woods, Sam Jethroe y Joshua Gibson.

Brilló con los Leones dirigidos por Salvador Hernández en el Torneo de la Federación Nacional de Cuba. En la temporada de 1947-48 bateó un average de .286.

En su estadía en el béisbol venezolano estableció en 1946 la marca de 8 producidas en un juego de playoff, la cual empató Gonzalo Márquez el 4 de febrero de 1968.

También, en 1952, con Chihuahua en la Arizona-Texas, ganó la corona de bateo con .401 de bateo, 45 jonrones y 131 carreras producidas.

Lo trajo Jorge Pasquel

Tenía una altura de 6 pies y pesaba en su juventud 195 libras. Cuando tenía 20 años jugó como segunda base para los Stars de Filadelfia en la Negro National League. Repitió al año siguiente jugando la misma posición durante 40 partidos, bateando para .338, 4 jonrones y 32 producidas.

En 1945, el año del famoso "Try Out en Boston", llegó a los Diablos Rojos del México atraído por los dólares de Jorge Pasquel, teniendo una formidable actuación con .362, 10 jonrones y 51 carreras impulsadas.

Se fue a Venezuela en 1946 jugando para el Vargas y dejó la marca de ocho impulsadas en un juego y que empató Gonzalo Márquez, como ya se mencionó.

Lo hizo contra Magallanes como cuarto bat. Se fue de 5-4 con dos jonrones y dos sencillos el jueves 7 de Marzo de 1946 ganando 16-9 teniendo en el cerro a Roy Welmaker, que más tarde jugó con Culiacán.

Ese año de 1946 bateo para .339 en 30 juegos y fue líder en anotadas con 29, también en producidas con 41 y número uno en dobles con 14. Al año siguiente repitió con el Vargas, pegándole para .343 y 5 cuadrangulares en 37 juegos.

Para 1948 estaba de vuelta a los Diablos Rojos, bateando .328, fue líder en triples con 11, se voló la barda 14 ocasiones y empujó 57 carreras.

El colega Antonio Elizarrarás lo recuerda muy bien cuando tuvo el privilegio de entrevistarlo en aquellos días en el Parque Delta de la Ciudad de México.

De él recuerda su figura vagamente: alto, delgado pero se veía muy correoso. Brazos muy largos. Sonrisa fácil y sincera. Un tanto desgarbado pero...¡qué pelotero! La clase se le notaba desde que tomaba el guante y se ubicaba en los terrenos de la intermedia".

Con los Cañeros

Llegó a este béisbol invernal en la segunda campaña de los Cañeros en la Costa (1948-49) y tuvo como mánager a Lázaro Salazar, el "Príncipe de Belem", quien en la Mexicana era todo un héroe/icono de los Industriales de Monterrey con quienes en el verano de aquel 49 iba a lograr el tricampeonato, el récord vigente.

"La Coqueta", llegó, vio y venció.

Quienes le vieron jugar, lo califican como un extraordinario segunda base y magnífico bat, brillando también como jardinero y primera base.

Su debut causó gran expectación el sábado 13 de noviembre del 48 en un partido que ganaron los Cañeros 6-3 a los Ostioneros con pitcheo de Booker McDaniels que solo permitió un hit en la cuarta de Vinicio García.

En esa IV temporada fue el primero en pegar de cuadrangular en el viejo estadio de los Mochis. El hecho ocurrió en el tercer partido. Fue un jonrón "de muñeca", algo que en su bateo fue característico, siendo paseado en hombros por la afición al terminar el histórico juego.

Dicen quienes lo vieron que fue tanta la emoción que hasta el cronista que narraba el choque tiró el micrófono y corrió a felicitarlo cuando llegaba al plato.

No pudo tener mejor debut con ese tablazo en la séptima sobre el pitcheo de Ladislao Zamora, ganándose entre los aficionados unos 500 pesos de aquellos. Marvin pegó otro jonrón en el resto de la temporada y terminó bateando .266 con 18 impulsadas.

Ese año jugó con Mochis al lado de Broker "Balazos" McDaniels, el cubano Raúl García, Héctor "Comadre" Leal, Memo Luna, Juan Conde, Armando "Indian" Torres, Celso Zendejas, Felipe "Burro" Hernández, "Moscón" Reyes y Felipe Montemayor.

De vuelta al verano, en la Liga Mexicana, con Jalisco en el 49 sólo jugó tres partidos bateando .583 con un jonrón y cuatro producidas. El 51de nuevo estuvo con los Diablos (.321).

Su récord de jonrones

En aquel poderoso circuito, Jack "El Mulo" Graham tenía el récord de 13 jonrones desde el 46-47 con Culiacán, pero en el 51-52 Marvin conectó 17 con Mochis y adiós marca. Esa vez Pedro "Charrascas" Ramírez, también de los Cañeros, se quedó con 13.

Fue la temporada de los 63 de vuelta entera para el nuevo récord por el equipo de Mochis, sólo que el 53-54 los Venados lo echaron abajo al conseguir 79, la cifra mayor para una novena en una campaña en la historia de aquel circuito.

Esos 17 cuadrangulares de "La Coqueta" permanecieron hasta que en la campaña del 53-54 Dick "Siete Leguas" Hall (apodo que le endilgó Procopio Herrera) conectó 20 con los Venados para el récord de ese entonces. Pero hay un dato: Williams los pegó en 60 partidos y Graham en 80.

Vio acción en tres campañas y media con los Cañeros ya que en la segunda vuelta de la temporada del 52-53 Mochis y Guaymas abandonaron la liga por problemas económicos.

Ahí en ese periodo bateó .266, .321 y .268 y hasta la fecha forma parte del Equipo Ideal como segunda base en la historia de ese equipo en la Costa del Pacífico.

Ese campaña de la "quiebra" los jugadores de los Mochis y Guaymas fueron tomados por los demás equipos.

Con Jalisco y Navojoa

En la temporada 1953-54 empezó jugando con los Charros de Jalisco pero luego llegó a Navojoa. Con Jalisco dejó porcentaje ofensivo de .336.

Hay una anécdota de cuando el 24 de diciembre de 1953 Guadalajara jugaba en Navojoa y el pitcher de Mayos Adolfo Villicaña golpeó de un pelotazo a Williams en la sien derecha en el noveno inning.

Por fortuna, el golpe no fue de consecuencias y Williams se pudo recuperar participando en el último juego el domingo por la tarde; corrió el rumor incluso de que el brillante pelotero había fallecido. Fue cuando de ahí se fue a jugar con los Mayos.

Con Navojoa se encontró de mánager a Melo Almada, el glorioso primer pelotero mexicano en Ligas Mayores. Jugó jardín y primera base logrando batear .309 con once jonrones.

Le quitaron el bat y…

Hay otra anécdota de Marvin, aunque esta no de gratos recuerdos:

En el verano del 53 jugaba con los Diablos Rojos pero resulta que al atravesar el equipo por una mala racha un día el timón Ernesto Carmona vio que le pasaron dos strikes, por lo que se dirigió al home para arrebatarle el bat y cambiarlo por un emergente, algo que hasta la fecha sigue siendo considerado como una degradación.

Por supuesto que salió del equipo (dejó promedio de .373) y se fue en el invierno a jugar a Vancouver, en la Western Internacional League, Clase A, luego con Seattle y Tulsa.

¡Bateó el ciclo!

Para regocijo de la afición y por supuesto que los Mayos, volvió a la campaña invernal del 54-55 y mire lo que sucedió:

El 24 de octubre, Navojoa propinó una paliza con 23 hits ganándole 15-5 a Obregón y en ese partido Marvin estuvo en plan grande: triple, doble, sencillo y jonrón ¡el ciclo! en cinco turnos. La victoria fue para Gaylord Lemish sobre Gene Bearden.

Campeón en impulsadas y JMV

El 55-56 fue campeón de carreras impulsadas con 51, empatado con Robert Bowman, de Hermosillo.

Ese año fue el Jugador Más Valioso porque también fue tercero en jonrones y promedio de bateo.

Reforzó a Hermosillo

Alfonso Araujo, historiador non del béisbol y miembro del Recinto Sagrado en Monterrey, nos recuerda cuando Marvin reforzó a los Naranjeros en la final de 1955-56 contra los Diablos Rojos por el campeonato del béisbol invernal de México. Eran aquellos históricos partidos entre los campeones de la Invernal Veracruzana y de la Costa del Pacífico.

Fue el tercer bat y en el partido del campeonato que ganaron 13-3 se fue de 5-3 y la alineación que tuvo Hermosillo el lunes 13 de Febrero de 1956 fue la siguiente: Ventura Morales (7), Pepe Bache (6), Marvin Williams que empezó de primera y terminó en el prado derecho; Joe Brovia (9), Wayne Belardi (3), Earl Averill (2), Bob Bowman (8), Ernesto "Natas" García (4) y Sonny Sernechia el pitcher.

El por qué de "Coqueta"

Le pregunté a Ronnie Camacho si tuvo la oportunidad de conocerlo y de inmediato me narró lo siguiente:

¿Oye, Marvin, que coquetón te miras masticando chicle", le dijo Marcelino Solís, el zurdo lanzador estelar de los Mayos de Navojoa con quienes jugaba…¡ y así se le quedó! (Dice Araujo que también por la forma en que caminaba…)

Ronnie, agrega:

"Tenía cara de mujer, pero cómo bateaba; todo lo hacía fácil y corría muy rápido. Su fuerza en el brazo, era débil y fildeando era un "ladrillón". Medía casi los 2 metros de estatura".

En esos días Ronnie Camacho jugaba de novato con los Yaquis y recuerda que con los Mayos también andaban Nico Genestas (de Empalme) el "Bule " Guzmán y Pancho Alcaraz.

Cita que en su pueblo lo conocían muy bien, ya que cuando iban a Guaymas se pasaba a Empalme y ahí, se ponía a beber tequila.

"Le gustaba mucho y convivía con mucha gente, era un hombre muy accesible, de muy buen carácter y hablaba muy bien el español, siempre lo veías masticando chicle".

No olvida cuando Marvin una vez dio clínicas de bateo en el, único campo deportivo que tenían en Empalme:

De lo mejor

Ronnie no duda en reconocerlo como de lo mejor que vio entre notables que jugaban en aquel circuito, como el "Grillo" Serrell, Agustín Bejerano, Theolic Smith, Lonnie Sommers, Milton Smith, "El Venado Negro", porque volaba en las bases y jugó para Culiacán con quienes metía muchos palos; Joe Brovia, Earl Averil, Mel Queen, Stu Locklin, quienes jugaban con Hermosillo.

"Pero ninguno como "La Coqueta, quien "se "fajaba" todo el tiempo y los mánagers lo respetaban mucho ya que era un líder natural”.

Dice que Marvin tenía otro concepto del juego de béisbol: bateaba fijo en el home, no se movía y usaba sus privilegiadas muñecas para batear. Era de una consistencia inigualable al estar siempre bateando sobre los .340 o más y en jonrones arriba de 12.

El adiós…

Williams todavía demostró su grandeza como pelotero cuando volvió a México en 1959 para jugar con los Diablos y Tigres. Ese año, entre los dos equipos acumuló .310, con 29 cuadrangulares y 129 producidas. Sus últimos años los jugó en Texas con Victoria, San Antonio y Río Grande.

Sin duda, a Marvin Williams lo podemos ubicar en un alto nivel y de no haber sido por la barrera de color imperante hasta 1947, muy bien pudo haberse establecido en las Ligas Mayores… y quizá, de acuerdo a lo acontecido en el Fenway Park de Boston en el 45, antes de Jackie Robinson.

Marvin "La Coqueta" Williams.

Mis respetos en el tiempo eterno.

Antonio Elizarrarás:

Entrevistó a Marvin Williams
en el Parque Delta

Vamos a cerrar el capítulo de Marvin “La Coqueta” Williams con un documento que me ha enviado desde Ecatepec, Estado de México, el gran colega Antonio Elizarrarás Corona.
Por su alto interés, qué mejor leer con calma su rica narrativa en torno a tan formidable pelotero acaecido apenas el año 2000 en Conroe, Montgomery, Texas:

Además, un dato por demás elocuente: para Toño, representó en su notable trayectoria periodística, ¡su primera entrevista en 1952 para la revista “Hit”!
Veamos:

“En efecto, “La Coqueta” Williams fue extraordinario; un segunda base que, de no haber habido racismo en ese tiempo en la Gran Carpa, hubiera sido el mejor de su posición que cualquiera de los actuales.

Beto Avila fue genial y por algo estuvo tantos años en las Mayores. Yo creo que él le aprendió algo o mucho a Marvin. Y en ese terreno el jarocho demostró agallas, talento, valor y mucha inteligencia para no caer en las provocaciones que le hacían todos los días para “reventarlo” y hacerlo caer del puesto de titular.

Tu sabes, en eso del racismo los gringos son los padres de esa materia. Y de Dandridge, ya ni te digo. Mejor que Billy Martin o el que quieras ponerme de los de hoy.

La histórica entrevista

Antonio Elizarrarás tenía ¡18 años de edad! cuando tuvo la encomienda de Angel Fernández de entrevistarlo en el Parque Delta.

Imagine ese momento:

“Jesús, debo hacer la salvedad de que yo en ese momento tenía 18 años y estaba en una confusión severa pues no sabía para donde caminar”.

Apunta que en esos días tenía poca conciencia de sui papel de reportero (más bien de aspirante, advierte) y que asomarse a un mundo que jamás imaginó pisar, no le daba mucho para digerirlo al instante.

Y otra cosa: Jamás había visto a los peloteros tan cerca, un bat, una manopla, una pelota de béisbol profesional. ¿Unos spikes?, ¡ni en sueños!; lo mismo que los uniformes, la careta del cátcher, el peto, ¡en fin un mundo nuevo para él!, y se hacía la pregunta interior: “¿Qué carajos estoy haciendo aquí?".

Junto a Dandridge

Antonio Elizarrrás no olvida cuando llegó al dogout y preguntó a uno de los peloteros quién era Marvin Williams, que estaba en la práctica cubriendo la segunda base, con Raymond “Mamerto” Dandridge en el shortstop.

Recuerda que tuvo de respuesta: ¿para qué lo quieres?, contestando que lo mandaban a hacerle unas preguntas para un reportaje y.... viéndolo con ternura pero tambien con cierta ¡o mucha lástima! le preguntó: ¿hablas inglés? Su respuesta fue: ¡no! y aquel jugador se encogió de hombros y saltó al terreno de juego...

Dice Toño que se quedó petrificado y al mismo tiempo pensaba ¿y ahora con que le voy a salir a Angel?, pero una vez más, acota, su Angel de la Guarda lo cubrió.

A la distancia en el tiempo, cita cuando sentado ahí en el dogout, hasta arriba, con una personalidad enorme y con un voz muy grave, el mismo jugador le pregunto: ¿Te manda Angelito?”, por lo que respiró aliviado diciendo ¡Al fin! alguien lo conoce!

Y cuando su respuesta fue: “si, me manda él”, me dijo: “yo te voy a ayudar porque aquel no habla español y tu, ya escuché que no hablas inglés”.

Afirma que la ayuda que me leo quien mucho tiempo después supo había sido Rafael “Zungo” Pedroso, fue la diferencia entre haberse convertido en reportero, o haberse quedado como gris y oscuro auxiliar de contabilidad.

Pedroso de intérprete

El “Zungo” Pedroso le sirvió de intérprete en esa su primera gran entrevista.

Toño nos narra con sus propias palabras esos instantes:

“Para mandarlo llamar desde el dogout a los terrenos de la segunda, tanto el “Zungo” como otros jugadores que jamás supe quienes eran, se desgañitaron gritándole por su nombre. Al parecer, no escuchaba o hacia que no escuchaba.

A mi me dio la impresión de que no quería cortar el entrenamiento pues también me quedó claro que disfrutaba con lo que hacía y trataba de hacerlo (¡lo hacía!) muy bien.

Cuando llegó con nosotros a la caseta, el “Zungo” hizo la presentación de mi y lo único que entendí fue el nombre de Angel Fernández.

Marvin asentó con la cabeza como reconociendo de parte de quien iba yo (Angel si hablaba ingles y supongo que habría tenido charlas con él) y entonces Pedroso me preguntó que quería yo (y a su vez) preguntarle.

Poco a poco se fueron desgranando las preguntas y vinieron las respuestas. ¿Cuáles? La verdad no las recuerdo.

Lo que si me acuerdo es que Marvin parecía ansioso por terminar pero en ningún momento se portó ni agresivo, grosero, o imprudente. Más bien, fue muy cordial, muy amigable y sobre todo, sonrió cuando el “Zungo” le mostró una revista “Hit” y algo le dijo con respecto al reportaje que aparecería en las páginas.

Marvin sonrió y pareció pasarse de cachete el chicle (o tabaco, no se) que mascaba. En ese tiempo debo decirte que se usaba mucho mascar tabaco.

¿Por qué? Alguien me dijo que la saliva llena de alquitranes y la brea del tabaco, servía para afianzar más la pelota, sobre todo a los pitchers. Tenían más adherencia a las costuras de la pelota y por lo tanto, los “culebrones” que enviaban al cátcher no eran de amigos…. y para los bateadores, ¡menos!

A Max Lanier le llegué a ver unas anacondas por curvas, ¡enormes!, increíbles. Y a “Jiquí” Moreno, igual, de los que recuerdo, claro.

Muy amigable

Bueno, Marvin en alguna medida, fue amigable dentro de lo que el momento permitía serlo. En toda la entrevista, lanzaba a su guante, sostenido a la altura del pecho, una pelota de béisbol.
Y desgarbado como era, informal en su vestir (en el uniforme) y mostrando con frecuencia la blanca dentadura mientras masticaba, con un ademán muy decente, preguntó que si era todo y yo, por inercia, dije que si y le di las gracias; en ingles por supuesto. Eso si aprendí a decirlo.
Me miró poco durante la entrevista. Siempre estuvo viendo al “Zungo” porque como el coach que era, la guardaba un respeto notable.

Yo no sabía si admirar al beisbolista que me acababa de dar una entrevista, o al hombre que, tan negro como el carbón que era, acababa de mostrar una educación que no empataba con las actitudes racistas de algunas gentes prejuiciosas y estúpidas.

Dije si por inercia, porque ¡Jesús! , chocaban en mi cabeza la actitud de el; un astro del béisbol mostrándose sencillo, humilde, amigable y sonriente, con lo que de tanto en tanto se oían en las estaciones de radio, y se leían en periódicos y revistas, con relación al racismo imperante en gringolandia.

Para mi fue shock brutal. No tenía todavía capacidad para almacenar y clasificar una y otra cosa, y como aparte, ¡yo simpatizaba con todos los negros!

No entendía como era posible que algunas personas, sintiéndose de raza superior, marginaran, maltrataran, humillaran y agredieran en diversas formas a un negro como a Marvin Williams que, hoy lo se, fue un caramelo a pesar de todo.

Conmigo, en su atención a mi, fue un dulce, un caramelo. Un melocotón. Y a él mi querido Jesús, le debo en alguna medida, el haber podido a entrar a este mundo tan hermoso y maravilloso del periodismo.

Cuando dio la espalda y trepó por la pequeña barda del dogout para volver a pisar el terreno de juego, yo me quedé entre estúpido, agradecido, enternecido, asombrado y admirado.

Y apenas le di las gracias al “Zungo” porque él tambien saltó al terreno de juego, tomó un bat y le gritó a Marvin: go...go...go! haciéndole señas de que se fuera hasta los terrenos del jardín central, a donde estuvo “fongueando” varias pelotas obligando a “La Coqueta” a montarse en la “moto” ¡y vaya que corría como demonio! para engarzar cada pelota…”.

Jesús Alberto Rubio con Erubiel Durazo


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Jesús Alberto Rubio, presidente del Comité Elector del Salón de la Fama del Béisbol Profesional en México, al momento de entregarle al jugador de los Naranjeros, Erubiel Durazo, su placa de Jugador Más Valioso de la temporada 2006-2007 de la Liga Mexicana del Pacífico. El acto ocurrió en julio de este año en el Estadio de Monterrey.